Tendencia al infinito (Alicante, 2019)
Naming, identidad visual y diseño gráfico para una exposición de fotografía. Lucía Morate nos presenta en esta muestra imágenes de algunas de sus últimas series. Descubrimos en ellas a una fotógrafa de gran calidad técnica que conoce perfectamente cómo poner al servicio de la expresión conceptual los códigos propios del lenguaje de la imagen y la historia del arte.
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Encaramos este tipo de identidad visual trabajando bajo una idea que tratamos de extraer de la propia obra del artista. A partir del estudio de la misma y de su base conceptual, trazamos una línea visual mandatoria que, después, se adapta sucesivamente, haciéndola crecer, a los elementos de comunicación y contenido que se requieren.
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En este caso particular, el concepto surge a partir del nombre que proponemos para la exposición, el cual, a su vez, nace de las ideas expresadas en las series, en concreto en la más reciente, Panta Rei (“todo fluye”, expresión griega atribuida a Heráclito), que hace referencia al cambio constante.
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En esta muestra encontramos a una fotógrafa cuidadosa, de silencios atronadores e intuiciones. Una creadora de imágenes equilibradas y sutiles, colmadas de una profunda humanidad, que se acerca con su cámara a algunos de los más fundamentales problemas de la existencia contemporánea. De algún modo, nuestra aproximación gráfica se debe a ese carácter.
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Las series que nos propone en esta exposición pueden ser entendidas partiendo del nexo común del concepto de “relación”, concepto que, desde diferentes ángulos, las atraviesa a todas: relación ser humano-naturaleza en la interesante serie Plastificados, relación ser humano-cuerpo en las fotografías de Donde el espejo no alcanza, relación de confianza entre individuos en Cactus en flor y, por último, relación ser humano-devenir y cambio en Panta Rei.
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Una simple conjunción de dos círculos que hace referencia a la unión de dos ámbitos (relación), pero que también es una aproximación a la representación matemática de infinito.
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Un símbolo que nos sirve ya no solo como alegoría visual de la idea, sino también como elemento expresivo de la narrativa y herramienta para el lenguaje visual desarrollado.
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Un lenguaje, en definitiva, basado en la rotundidad de las formas circulares pero también en una cuidada selección de tipografías y en la organización de los elementos en el espacio de la página. Se renuncia al uso del color para mantener el foco en las fotografías de la artista.
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La propuesta de diseño se completa con una serie de animaciones diseñadas específicamente para su uso en redes sociales, las cuales capturan la esencia del bucle infinito y añaden un elemento visual dinámico y cautivador a la estrategia de comunicación.